Aquí nace un espacio tejido con cariño y solidaridad, un refugio donde sacamos al aire esos gritos que guardamos en silencio. Elegimos llamarnos “La Tribu de Las Que Gritan” porque todas llevamos un llamado interno pidiendo ser vistas, escuchadas y validadas.
Vivimos bajo la presión de ser perfectas y fuertes, cargando culpas, obligaciones y expectativas que a menudo nos consumen. En esta tribu, desmontamos ese peso juntas. No buscamos heroínas inquebrantables, sino mujeres auténticas que se animen a compartir sus miedos, sus dudas y sus pensamientos más íntimos.
en esta tribu:
– Nos liberamos de expectativas: está bien temblar, dudar, llorar.
– Practicamos la escucha compasiva: cada voz encuentra un eco empático.
– Compartimos sin máscaras: somos mujeres reales, con historias y emociones únicas.
– Construimos unión desde la vulnerabilidad: aquí no hay juicios, solo hermanas que sostienen y levantan.
Sientes que la exigencia de perfección te pesa. A veces no sabes cómo nombrar lo que sientes, pero sabes que lo sientes fuerte.
Has tenido pensamientos que te asustan o que ocultas.
Anhelas un abrazo invisible que te diga: “te entiendo”.
Tu historia importa, tus pensamientos cuentan y tus emociones merecen espacio. Si alguna vez te sentiste sola en tu propia mente, aquí descubrirás que no estás aislada: hay manos dispuestas a sostenerte y oídos dispuestos a entenderte. Es momento de dejar fluir tu grito interior y transformarlo en fuerza colectiva.
Yo misma os compartiré mi propio grito, mi historia y mi lucha, para que veáis que desahogarse no solo no está mal, sino que es un acto de amor propio y de coraje. Os abro la puerta de mi corazón y mi alma, convencida de que, con tiempo y cariño, cada relato y cada emoción encontrarán su lugar.
Te invitamos a recorrer este espacio con el corazón abierto. Algunas puertas aún están por abrirse —porque este sitio, como nosotras, está en constante transformación. Pero cada palabra que leas es una semilla que ya ha comenzado a brotar.
Bienvenida a este hogar de voces auténticas. Juntas convertiremos cada grito en abrazo, cada silencio en palabra compartida, y cada duda en un paso hacia la sororidad. Porque cada una de nosotras grita a su manera, y cada grito merece ser escuchado.
